Τρίτη 23 Απριλίου 2024

ΡΑΦΑΕΛ ΑΛΒΕΡΤΙ!

 


RAFAEL ALBERTI


MORADA DEL ALMA QUE ESPERA LA PAZ

 

Los cielos alacranados de aquel siglo impedían el advenimiento de las nuevas palomas.

 

El rencor se exaltaba en la cal excrementicia de los más viejos palomares.

 

Un alba gritó: ¡la guerra!

 

El odio y la enajenación de una rosa escupida por un río en los cauces de las cloacas insepultas, van a poneros en contacto con las corrientes eléctricas de aquellos días.

 

Al cerrarse un pestillo, la noche grito: ¡muerte!

 

Y la luna que hasta entonces los astrónomos habían calculado yerta, abrió su boca por tres lustros para vomitar sangre: sobre las espumas verdes de la envidia, sobre los charcos amarillentos de la ira, sobre los paredones rojos levantados por la cólera.

 

Sangre sobresaltada, amor, de un prejuicio que ya creíamos difunto.

 

Yo golpeo fríamente la belleza elemental de la Tierra consumida por la lava y brindo por la devastación absoluta de los astros.

 

Heridme a mí, heridme porque soy el único hombre capaz de hacer frente a un batallón de ángeles.

 

Pero ya no existen: los carbonicé a todos en un momento de hastío.

 

Soy inmortal: no tengo quién me hiera.

 

Y ahora me aburro ante las posturas desesperadas de los muertos que sueñan inútilmente con la resurrección de la carne.

 

Mas he aquí la paloma 948.


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