ANTONIO JOSE RIVAS
EL SILENCIO
Inefable
deidad,
Luz de puntillas.
De sorprender la delgadez del aire
y el polen original de la caricia
se alimenta su piel.
Lleva en sus labios la niñez del alba
desde que un día
la soledad lo enamoró por señas.
Todo se dijo ya para su boca.
Y es así : tan cercano y tan distante
Tan inmenso y tan puro
que se escucha a sí mismo...
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