Παρασκευή 24 Αυγούστου 2018

ΓΚΙΓΙΕΡΜΟ ΠΙΛΙΑ!



GUILLERMO PILÍA





NOCTURNAS Y ALBORADAS

I

Quién sabe cuántos son los que descansan
hoy en un manso hedor, bajo esta niebla…
¿Cómo es tu sueño, amigo de la escuela
a quien nunca más vi, mujer que hiciste
junto a mí un largo viaje, compañero
de una mesa o de un cuarto de hospital?
¿Cómo es tu sueño, del que no despertarás,
a la sombra del Árbol de la Vida,
por donde vas a los alcázares del cielo?
¿Podré salvarte esta alborada del olvido?
¿Y a quién le importa esta torpe memoria
que nadie me ha venido a suplicar?


II

En tu país de cafetales es dulce la noche
y la luna revela lejanas montañas. Nunca supe
si detrás de esas hay otras, o Buenaventura y el mar.
Naturaleza omnipotente, que me engendró para sufrir.
Si fuese niño, tal vez como Leopardi
oyese el canto solo del que vuelve entre sombras.
Huyó el día festivo y le sigue el común,
se lleva el tiempo cada cuita humana.
A medida que se hace más profunda la noche,
creo oír un silbo de mendigo o de carrero,
alejándose: muriendo poco a poco, así como uno muere
en la muerte de lo que alguna vez quisimos.


III

Traspasa la ventana un nuevo día
y te veo dormida junto a mí. Es el verano
de tierra caliente. Y en mi país del este
ya el sol debe estar alto, y desflorados
los aromos del sendero del parque. Cuánto quisiera
despertarte en la umbría del cuarto
bañándote de besos y sentir
que en tu boca está el sabor de mi cuerpo
como en la mía perdura tu olor,
gusto y perfume de una noche ardiente.
Afuera, la ciudad con sus diástoles y sístoles;
y adentro apenas tu respiración.

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