RUBÉN DARÍO
MÍA
Mía: así te llamas.
¿Qué más armonía?
Mía: luz del
día;
mía: rosas, llamas.
¡Qué aroma derramas
en el alma mía
si sé que me amas!
¡Oh Mía! ¡Oh Mía!
Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.
Yo triste, tú triste…
¿No has de ser entonces
mía hasta la
muerte?
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