JULIÁN
DEL CASAL
PROMETEO
Bajo
el dosel de gigantesca roca
yace el titán, cual Cristo en el calvario,
marmóreo, indiferente y solitario,
sin que brote el gemido de su boca.
yace el titán, cual Cristo en el calvario,
marmóreo, indiferente y solitario,
sin que brote el gemido de su boca.
Su pie desnudo en el peñasco toca
donde agoniza un buitre sanguinario
que ni atrae su ojo visionario
ni compasión en su ánimo provoca.
Escuchando el hervor de las espumas
que se deshacen en las altas peñas,
ve de su redención luces extrañas,
junto a otro buitre de nevadas plumas,
negras pupilas y uñas marfileñas
que ha extinguido la sed en sus entrañas.
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