VICTOR MANUEL MENDIOLA
LA ENREDADERA
Recostado en la hierba del
jardín,
me llamó la atención la
enredadera.
Levanté con las manos la
cabeza
para mirar su impulso de
raíz.
Y supe que en su fuga se
concentran
los ritmos de las sombras y
un fluir
de insectos en las hojas.
Comprendí
por ella la salud de la
sorpresa.
Incorporé la espalda ante el
prodigio
de la verde cortina vegetal.
Me sacudió su exuberancia en
orden.
Y entendí su silencio
primitivo,
su terca lentitud de
oscuridad,
sus notas graves y su fuga
enorme.
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