ALÍ
CHUMACERO
JARDÍN
DE CENIZA
Haber
creído alguna vez
viendo
la noche desplomarse al mundo
y
una tristeza al corazón volcada,
y
después ese cuerpo que oprimen nuestras manos:
la mujer que sonríe
y
sobre el lecho se nos vuelve
cadáver
mutilado en el recuerdo,
como
mentira ínfima
o
rosa desde siglos viviendo en el silencio.
Y
sin embargo en ella nos perdemos,
muertos
contra sus brazos, en su misterio mudos
tal
una voz que nadie escucha,
frutos
ya de cadáver de amor, petrificados;
su
placer nos sostiene sobre un mentido mundo,
ahí
nos consumimos continuando
en la
vana tarea interminable,
y
luego no creemos nada,
somos
desolación o cruel recuerdo,
vacío
que no encuentra mar ni forma,
rumor
desvanecido en un duro lamento de ataúdes.
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