EUGENIO
MONTEJO
EL TIEMPO AHORA
A Américo
Ferrari
El tiempo no me habla de la muerte,
en esa ciudad ya no vivimos.
Y no es que me olvide de morir cada instante
junto a las hojas, los
árboles, el viento.
Muero lo que puedo, pero no me adelanto.
En esta primavera mis cartas tienen otras letras.
Ya no soy joven. Voy despacio.
He aprendido mucho del gorrión que en la mañana
Muero lo que puedo, pero no me adelanto.
En esta primavera mis cartas tienen otras letras.
Ya no soy joven. Voy despacio.
He aprendido mucho del gorrión que en la mañana
me despierta.
El tiempo arrastra al sol tras la colina
y se lleva mis días uno tras otro,
pero no hablamos de la muerte.
Vagamos lejos con las horas que pasan,
contemplando las nubes al fin de los caminos,
las piedras en la lluvia, los sonidos silvestres,
como dos lentos ríos uno al lado del otro,
casi siempre en silencio.
El tiempo arrastra al sol tras la colina
y se lleva mis días uno tras otro,
pero no hablamos de la muerte.
Vagamos lejos con las horas que pasan,
contemplando las nubes al fin de los caminos,
las piedras en la lluvia, los sonidos silvestres,
como dos lentos ríos uno al lado del otro,
casi siempre en silencio.
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