CÉSAR CANTONI
GÉNESIS
1: 28
Después de la lluvia salen
las hormigas,
entran en la cocina, suben a la mesada
y toman por asalto el tarro de azúcar.
Son centenares de legionarias
procurándose el sustento, movidas
por el dictado de la naturaleza.
entran en la cocina, suben a la mesada
y toman por asalto el tarro de azúcar.
Son centenares de legionarias
procurándose el sustento, movidas
por el dictado de la naturaleza.
Ya satisfecho el apetito –y
lejos de retirarse–,
las invasoras atraen a nuevas invasoras,
prometiendo extender su dominio por la casa.
las invasoras atraen a nuevas invasoras,
prometiendo extender su dominio por la casa.
Entonces, otro dictado menos
instintivo
asume el protagonismo de la escena,
y una ráfaga tóxica de aerosol
barre de cuajo toda razón existencial:
crudo holocausto doméstico
sobre el que Dios ya prescribió.
asume el protagonismo de la escena,
y una ráfaga tóxica de aerosol
barre de cuajo toda razón existencial:
crudo holocausto doméstico
sobre el que Dios ya prescribió.
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