JUAN CALZADILLA
Ítaca
Es más fácil llegar para el que está dentro
que para el que viene de afuera.
No es menester que avance lentamente
o a la carrera, que sepa la dirección o que la averigüe.
Ni que dé muestras de estar llegando, liviano o exhausto,
a campo traviesa, por avenidas, bosques o encrucijadas.
No importa el medio de transporte, lento o acelerado,
ni la velocidad a que hace el camino
ni el paso de las horas.
Bien enterado del sitio, no necesitará cruzar la calle
ni abrir la puerta para informar, como Ulises,
que ha llegado.
Y para que, adentro, en el hogar, estén junto a él,
convocados, al calor del fuego, unos brazos,
unos labios, unas miradas.
Bastará con que esté en su casa
para saber en ese mismo momento
que sin necesidad de venir afuera,
ya ha llegado,
ya ha llegado.
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