Κυριακή 12 Ιουνίου 2022

ΕΝΡΙΚΕ ΜΟΛΙΝΑ

 


ENRIQUE MOLINA

FRANCISCA SÁNCHEZ

 

Lazarillo de Dios en mi sendero

      ¡Francisca Sánchez acompáñame!

                                            Rubén Darío

 

Disfrazado de embajador o de mono

O de duque de los confines de la lujuria

Nada apaga las constelaciones del trópico

Los enceguecedores volcanes

Que fermentan henchidos de flores

En su corazón

—¡Oh amado Rubén!—

                  Y de pronto

La criada fosforescente cantando por los pasillos

De una pensión de Madrid

La arisca mata de pelo sobre la nuca de vértigo

Tantas noches

Envuelto en sombras venenosas

Se propagan aúllan los fantasmas

En su sangre aterrada

En tales cuartos amueblados del insomnio

Ella reaparece desnuda entre los montículos

Del campo lentamente desnuda

Devorado ahora por el éxtasis

Con las venas llenas de brasas

Junto a ese cuerpo gemelo en la oscuridad:

Francisca Sánchez

Sola en la hierba de las caricias

Sola en su instinto de rescoldo

El viento reconstruye sus risas abrazos de loba

Labios predestinados

A ese rey de la fascinación de vivir

El fastuoso profeta al borde de la catástrofe y la gloria

 

Iluminada por cirios de aldea

Y ese hechizo de homalla decapitada remota

En un rincón de Castilla

Con los negros embutidos ahumados de la muerte

El rojo jamón de la vida

Contra tales miserias de literatos nupcias putas y periódicos

Ella hace girar

La rueda de sus senos de hembra inmemorial

Ha regresado cantando desde los cangrejos

De la playa

Piernas de campesina brillantes en los anillos del sol

 

Años y años

La Yadwiga doméstica en el sofá de la jungla

De una oscura costumbre de opulencia camal

Funde raíz y demencia humildad e inconstancia

En el vaho de las caricias

Entreabre su trenza fatal

El calor de la mujer dormida que sobrepasa

Cualquier asilo de piedras prudencia y plegarias

Cada vez más tiránica

Cada vez más entrañable

La espiral de sus muslos y su cuerpo sin límites

El sexo

El alado declive hasta las últimas células

Como un lento cauterio de la noche

En lugares que se dispersan

Barcelona París Les Halles la Cartuja Mallorca

Un hogar en el viento

Con cucharas y sábanas himnos y ultrajes

Para ese ardiente huésped de la tentación

El lujo del mundo lleno de labios y tumbas

 

Ignorante como la lluvia Francisca Sánchez

Tan sólo lee en el pan que corta en sueños

En la sal de las lágrimas

La arcaica criatura silvestre

Con un plato de sopa

Disuelve como el mar la razón de los muertos

Tibieza de axilas y de lenguas

Sólo ella es real

En el amanecer de la leche en sus ojos profundos

 

Desdichado Rubén

Sólo ella es real en la vorágine

De dientes de relámpago

Cuando sollozas

Bajo la tela negra que cubre a veces tu cabeza

—Una hermosa capucha de patíbulo—

Te retuerces y flotas en lo húmedo

De un alcázar de ratas

—¡Francisca Sánchez acompáñame!—

                                                       Y tan lejos

La aceitosa bahía de los loros

La dignidad del sol en los bananos

Una mano de panal sufrido te acaricia

Crece la perla de la muerte

                                            Y una vez más

La mujer de los pájaros te mira tristemente

La obedecen tus ropas y la noche

                                                     Te otorga

La absolución salvaje de su cuerpo

A través de los muebles de la tierra

Tallados en raíces

A través del océano

Aún la ves donde llora

Solitaria contra el muro de España

De áspera sal de páramo y sangre dura

 

Memoria y desamparo

 

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