Δευτέρα 27 Ιουνίου 2022

ΠΕΔΡΟ ΣΙΜΟΣΕ

 


PEDRO SHIMOSE

 

FADO DEL HOMBRE QUE CARGABA SU PENA

 

Ningún riberaltareño sabe por qué dejaste Lisboa,

por qué cogiste una rosa de Coimbra

y despreciaste a Setúbal en ebriedad de Oporto;

cómo llegaste aquí, desde cuándo, por cuál río y dónde te abandonaste.

siempre te han visto solo, Joaquim, solo, Joaquim carretillero,

con el hombre rico al hombro,

con el hombre pobre al hombro,

¡Joaquim con Joaquim al hombro!

 

Después de maldecir al mundo

y secarte el sudor con la manga de la camisa,

liabas tu tabaco negro al caer la tarde,

conversábamos sobre las rosas de Coimbra,

yo te hablaba de mi novia,

me escuchabas,

sonreías

y pitabas silenciosamente tu soledad sin hijos

¡Cien kilos de madera para tus exequias, Joaquim Pereira!

¡cinco arrobas de azúcar para tu amargura!

Joaquim Pereira ¡quince latas de llanto!

 

Nací en la espera viendo cómo obedecías,

crecí viendo cómo te mandaban

y aquí estoy mirando cómo te pagan,

viejo amigo del alma.

-Joaquim, ven a mi casa

–Eu nao tenho tempo, menino…

Y te vas con tus palabras a tu cuarto,

solitario y sin sombra,

a descansar con una cafetera al lado de tu cama,

una vieja carta de amor, un pan y una cebolla.

 

Joaquim Pereira: he vuelto al pueblo.

Veo lágrimas en tus ojos de viejo combatiente,

un collar de venas en tu cuello arrugado,

veo tu alma sin misas ni domingos,

pero veo también que tus ojos penetran otros ojos,

que tu cuello sostiene  la cabeza de un hombre,

que tu boca ya no maldice ni escupe la tierra,

que tus brazos alzan la vida con todo su coraje y desafío

y que tus piernas

caminan al silencio donde yo me extingo.

 

Cuando vuelva, Joaquim,

te traeré una rosa de Coimbra, cualquier día,

Joaquim de Lusitania, viejo caminante,

Pereira de las lluvias.

 

 

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