RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
(1927-1983)
EL POETA PERDIDO
Hoy
encontré en la calle a un viejo amigo que escribía poemas,
delicados, modestos y radiantes poemas.
delicados, modestos y radiantes poemas.
Y me contó el amigo que en otro tiempo fue la poesía
una indagación de su ser,
que fue la poesía un hermoso momento de su vida,
que después se casó, tuvo hijos, y ahora peleaba duramente
por el pan de los suyos
y no escribía más poemas porque ya no necesitaba escribirlos.
Y yo le dije me parece muy bien:
vives en el poema verdadero
que es vivir con aquellos, por aquellos que amas.
Y mi amigo se fue, su rostro triste y sus espaldas encorvadas,
y yo pensé que cada uno tiene su derecho a vivir como puede,
pero en el fondo un sentimiento me decía
que en él había algo vencido,
que si uno peleó por sacudirle el polvo a la palabras
y el resplandor de las palabras le quemó hasta los tuétanos,
ya no se puede ir para atrás porque entonces los vampiros avanzan
y hasta Rimbaud, si hemos de creer a su hermana,
comprendió en su agonía
que hay que morir peleando por el poema de siempre.
una indagación de su ser,
que fue la poesía un hermoso momento de su vida,
que después se casó, tuvo hijos, y ahora peleaba duramente
por el pan de los suyos
y no escribía más poemas porque ya no necesitaba escribirlos.
Y yo le dije me parece muy bien:
vives en el poema verdadero
que es vivir con aquellos, por aquellos que amas.
Y mi amigo se fue, su rostro triste y sus espaldas encorvadas,
y yo pensé que cada uno tiene su derecho a vivir como puede,
pero en el fondo un sentimiento me decía
que en él había algo vencido,
que si uno peleó por sacudirle el polvo a la palabras
y el resplandor de las palabras le quemó hasta los tuétanos,
ya no se puede ir para atrás porque entonces los vampiros avanzan
y hasta Rimbaud, si hemos de creer a su hermana,
comprendió en su agonía
que hay que morir peleando por el poema de siempre.
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