Κυριακή 22 Σεπτεμβρίου 2019

ΚΑΡΛΟΣ ΛΑΤΟΡΡΕ



CARLOS LATORRE


TREN DE VIDA

Todo lo que ya agotó mi pasión,
ahora lo explora mi inteligencia.
¿El resultado?
Hasta aquí una artera respuesta tan distante de la
magnitud de lo gustado
como puede estarlo la razón de la esencia de lo secreto
y sus dientes ferozmente apretados.
Una montaña no es su ladera visible,
la que si bien es cierto,
denuncia su forma,
no da cuenta del material soterrado
o corazón,
corazón de hombre,
antológicamente considerado.
Lo mismo sucede con el río que,
agua por fin,
es también vena de sangre a su modo;
o con un océano de lágrimas
o con una cuchilla de carnicero
o de tierra,
de tan erizada, erguida punta de hierro.
Inútil poner a cualquiera de espaldas
o volverles la cara;
lo que guarda la entraña, nada ni nadie lo separa,
y lo que la entraña rechaza es lo que deriva entre la mera idea
y la sola palabra.
Debe ser como decía:
consigna o fatalidad,
todo lo que ya agotó mi pasión
—viva todavía—,
ahora lo explora mi inteligencia
¿Morir?
Morir es vivir otra experiencia.

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