JOSÉ LUIS QUESADA
LECTURA OBLIGATORIA
Leerás
a Virgilio y a Horacio.
Amaras a Catulo como a ti mismo.
Seguirás, cuando menos, la ruta de Odisseo
entre el prostíbulo de Circe
y la hacienda de su mujer.
Tendrás a Propercio bajo la almohada,
los epigramas de Marcial en ristre.
A tu derecha, Tíbulo,
su oda contra los militares, comerciantes y marineros
[la gente esa, que quería expropiarle su soledad].
Tendrás la compañía de Villón a tu lado
Y la de Arquíloco de Paros, que abandonó a su escudo para
largarnos sus poemas.
Junto a ellos la música, la soledad sonora de San Juan.
Amaras a Manrique como a Vallejo mismo
porque ambos eran tristes y se querían.
Si Quevedo te falta, ¿adónde irás?
No te olvides de Góngora
[para tu propio bien mantenlos separados].
Con Garcilaso aprende
lo que corta una espada en un rendido
y agradece lo que hizo por tu idioma.
Junto a él, por idénticas razones,
a tu Darío, por favor, a tu hermano de sangre.
A Federico, cuya lengua doraba las manzanas,
aplícale el oído como a un caracol.
A Neruda, si eres joven, olvídalo
basta que seas grande y entre tanto
huele un poco las Flores del Mal como él lo hacía
[El metódico, el tirisiento, el abrasado,
el franco tirador eternamente adolescente,
el inventor del nuevo escalofrío,
el que embadurno las paredes con el óxido de la época
para que todos nos mancháramos
Ch. Baudelaire,
te saluda y te invita a que sigas siendo poeta]
Tendrás de cabecera a Williams Butler Yeats,
mestizo del mundo como nosotros
y su tribu que cruzo el mar,
produciendo grandes hijos, padres a su vez de otros
hijos ilustres
y al cosmos de Manhattan, el nuevo Adán,
Walt Whitman,
quien comió la manzana del paraíso
y no fue al exilio, sino que se quedó
cuidando las especies.
Lean, por último, lo que les dé la gana
y a los que no menciono por modestia, pereza
o ignorancia
y a los que se me olvidan
y a los que por su cuenta vayan averiguando.
Δεν υπάρχουν σχόλια:
Δημοσίευση σχολίου