JUAN CARLOS MOISÉS
ZORZALES EN LOS ÁRBOLES
Hay zorzales en los árboles.
Están menos ocupados en buscar
lombrices para alimentarse que en llamar
la atención de los que habitamos el vecindario.
Es posible que la llovizna de Santa Rosa
los haya puesto en vena para hacer
el contrapunto. Lo justo es decir que esas
voces con procedencia pero sin nombre
propio se encuentran a unos pocos metros
de distancia y que ignoramos si sólo
cantan para ellos, por placer, o el macho
para atraer a la hembra, o si también,
por algún motivo, cantan para nosotros,
o para otros que no pueden oír porque están
lejos y no saben, nunca sabrán, que alguien,
en algún lugar, canta para ellos.
Están menos ocupados en buscar
lombrices para alimentarse que en llamar
la atención de los que habitamos el vecindario.
Es posible que la llovizna de Santa Rosa
los haya puesto en vena para hacer
el contrapunto. Lo justo es decir que esas
voces con procedencia pero sin nombre
propio se encuentran a unos pocos metros
de distancia y que ignoramos si sólo
cantan para ellos, por placer, o el macho
para atraer a la hembra, o si también,
por algún motivo, cantan para nosotros,
o para otros que no pueden oír porque están
lejos y no saben, nunca sabrán, que alguien,
en algún lugar, canta para ellos.