JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
TU SEXO NEGRO
Tu sexo negro, suave como un plumón de pájaro,
entre las sedas blancas, amarillas y malvas
era como un faro de sombra para mis ojos
en un revuelto mar de tibias olas pálidas.
Un aroma sutil como de islas exóticas
en la tibieza suave de tus muslos flotaba.
¡Naufragué locamente, sin orden ni sentido
en del ambiente de tus faldas perfumadas!
Con que tristeza, luego, como en un alba débil
de suaves nubes blancas, amarillas y malvas,
vi apagarse la luz de sombra de la noche
desde el hastío indolente de la playa…
entre las sedas blancas, amarillas y malvas
era como un faro de sombra para mis ojos
en un revuelto mar de tibias olas pálidas.
Un aroma sutil como de islas exóticas
en la tibieza suave de tus muslos flotaba.
¡Naufragué locamente, sin orden ni sentido
en del ambiente de tus faldas perfumadas!
Con que tristeza, luego, como en un alba débil
de suaves nubes blancas, amarillas y malvas,
vi apagarse la luz de sombra de la noche
desde el hastío indolente de la playa…
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