ALBERTO GUILLÉN
A mitad del camino
A mitad del
camino
pregunté, como Dante:
¿sabes tú mi destino,
mi ruta, caminante?
Como un eco un
pollino
me respondió hilarante,
pero el buen peregrino
me señaló adelante;
luego se alzó en mí mismo
una voz de heroísmo
que me dijo: -¡Marchad!
Y yo arrojé mi
duda
y, en mi mano, desnuda,
llevo mi voluntad!
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