NÉSTOR MORRIS
MANOS DESIERTASSe agota la paleta de los sueños
cuando la realidad es una daga
y pierde su dominio la palabra
intentando cubrir crueles distancias.
Verle siempre la nuca al horizonte
desgasta las sandalias, los empeños
y el consuelo resulta insuficiente
si es que las manos lucen cual desiertos.
Las sombras cuando gimen son espinas
que saben maltratar viejas heridas
y el grito es un murmullo que se pierde
entre las hondas grietas del absurdo.
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