ENRIQUE MOLINA
He aquí los muertos sentados,
inmóviles alrededor del Tiempo;
adorando su pálida hoguera,
extrañamente sombríos en su reunión solitaria.
Ahí están, invadidos por marañas azules;
poblados por húmedas músicas, por cigarras.
Sobre ellos el cierzo ha pesado, y sus gestos de antaño, sus cuerpos de vapor
se condensan de súbito en alargadas lluvias.
No; no hables un idioma olvidado.
No pronuncies tu nombre.
Que no giren con letal lentitud la borrada, tormentosa cabeza.
Que no te reconozcan sus huecos corazones comidos por los pájaros.